COMO AYUDAR A NUESTROS HIJOS EN LOS ESTUDIOS
Terminando ya el mes
de Octubre, es momento de realizar el primer balance del rendimiento que los
niños van obteniendo en relación a sus estudios. Ya hay resultados de
evaluaciones por lo que es necesario pararse y
valorar cómo están yendo las cosas: si hay que mantenerse en la misma línea
pues los resultados son positivos o si por el contrario hay cosas que cambiar
en caso de que los resultados que se han obtenido sean negativos. Ya sea de una forma u otra, desde este artículo
pretendemos ofrecer a los padres unas pautas que pensamos os pueden ayudar para
que vuestros hijos lleguen a conseguir resultados satisfactorios.
El éxito escolar de los hijos e hijas es un aspecto que
preocupa a las familias. Los estudios científicos evidencian que los niños y
niñas cuyos padres y madres participan activamente en su educación obtienen
mejores resultados académicos. Sin embargo, ayudar con la tarea escolar no
siempre es fácil y surgen dudas como ¿qué podemos hacer para
ayudarlo? ¿Cuál es nuestro papel?.
Para que padres y madres podamos ayudarles, tenemos que tener
en cuenta que el éxito escolar se basa principalmente en tres aspectos que
podemos expresar en una fórmula (PODER + QUERER + SABER), en los cuales
nosotros tenemos mucho que hacer.
Poder significa
tener las aptitudes, capacidades y habilidades necesarias. En este sentido,
podemos ayudarles a ser autónomos, responsables
y persistentes, a desarrollar todo su potencial y a superar sus dificultades.
Querer se
refiere a tener la motivación suficiente para estudiar. Así nosotros podemos
potenciar su actitud positiva y motivación hacia el aprendizaje.
Saber hace
alusión a conocer cómo estudiar de la forma más eficaz. En este sentido,
podemos enseñarles los hábitos y técnicas de estudio necesarios siguiendo las
pautas de los profesores, en el uso de la agenda, la realización de una
adecuada organización del tiempo de estudios, realizando un seguimiento de su
evolución y ofreciendo una actitud de colaboración y apoyo y un ambiente
familiar cariñoso. Sin olvidar que, en todo momento, somos un modelo de
aquellos valores educativos que queremos transmitir.
A continuación presentamos una serie de pautas
que nos pueden ayudar a mejorar el rendimiento académico de nuestros hijos e
hijas:
1.-
Tener una actitud
positiva hacia
el colegio, el profesorado, y los deberes de nuestros hijos e hijas.
2.- Proporcionar a
nuestros hijos e hijas un espacio de estudio fijo (a ser posible en su cuarto). Sin
estímulos distractores como ruidos, televisión, hermanos pequeños, ordenador
para un uso lúdico o play,
móvil a mano, etc.
3.-
Potenciar en nuestros hijos e hijas un hábito
de estudio diario que
les ayude a planificarse, a ser constantes y a adquirir aprendizajes a largo
plazo. Impulsar su estudio todos los días. El fin de semana es
conveniente descansar, aunque dejando algún momento para el repaso (evitar que
sea justo después de comer, muy tarde o en el último momento), que será más
largo sobre todo en época de exámenes.
4.- Las horas de estudio
recomendadas varían
con la edad. A modo de orientación y en términos generales, para alumnos de los
tres primeros años de primaria, entre 30 minutos y 1 hora; en los tres últimos
años de primaria, entre 1 hora y 1h.30; y para alumnos de secundaria, entre
1h.30 y 2 horas (dejando 5 minutos de descanso cada hora). Esta pauta puede ser
suficiente siempre
y cuando los niños aprovechen el tiempo de permanencia en el colegio, ya que en
caso contrario, será necesario aumentarla.
5.- Si
les apuntamos a actividades
extraescolares, no sobrecargarles y
combinar aquellas que requieren estudio (como música, inglés, etc.) con otras
más lúdicas (como algún deporte por ejemplo), para no sobrecargarles con más
aprendizaje. Además a medida que se van haciendo mayores y el nivel de
exigencia académica va aumentando, habrá que tener en cuenta si es necesario
modificar el tiempo de dedicación a cada una de ellas sin olvidar que la
actividad académica a estas edades es lo prioritario.
6.- Respetar
su tiempo de ocio, igual de necesario para
su desarrollo integral. Nuestros hijos e hijas estudiarán mejor sabiendo que
luego tendrán su tiempo para el descanso y que lo respetaremos. En este tiempo
es importante, por un lado, que realicen actividades físicas, deportivas,
lúdicas, etc. y, por otro lado, limitar el tiempo delante del ordenador,
televisión, videoconsola, etc. (es recomendable una hora como tope, siempre y
cuando hayan terminado el tiempo de estudio).
7.- Ayudarles
a organizarse y planificarse. Es
importante que nos sentemos con nuestros hijos e hijas a revisar su
agenda, sus exámenes y trabajos, sus fechas de entrega, etc. Al principio,
ayudándoles a gestionar su tiempo para responder adecuadamente a los plazos
previstos, cuando ya son más mayores, supervisando que dichos plazos se
cumplen.
8.- Potenciar
su responsabilidad y autonomía con los deberes. Supervisar
y generar un buen clima de colaboración con
nuestros hijos e hijas. Aunque
desde bien temprano deben hacer solos sus deberes, tenemos que
mostrar una actitud de disponibilidad y ayuda
para que perciban nuestro interés y sientan que
pueden contar con nosotros (interesándonos por
sus deberes, orientándoles en las dificultades, asesorándoles sobre técnicas
de estudio, etc.). Además,
estos momentos son oportunidades para, por
un lado, fortalecer el vínculo con ellos y mejorar las
relaciones familiares y, por otro, conocerles mejor
y poder identificar sus virtudes y habilidades, sus aspectos a mejorar y sus
carencias.
9.-
Supervisar que nuestros hijos e hijas duerman
y se alimenten bien. En
edades de primaria se recomienda entre 8 y 10 horas y en
secundaria entre 7 y 9 horas. La falta de
sueño afectará a su rendimiento,
a su estado de ánimo y a sus capacidades intelectuales. Además,
antes de ir al colegio es importante que desayunen bien
y tengan una alimentación equilibrada durante el día.
10.-
Desarrollar y reforzar desde pequeños el afán
de aprender nuevas cosas y la curiosidad natural de
nuestros hijos e hijas, estando atentos a sus inquietudes, escuchándoles,
respondiendo a sus preguntas, potenciando sus capacidades artísticas,
promoviendo la lectura en casa, explicándoles lo que
vemos a nuestro alrededor, etc. De esta forma, podremos desarrollar su
motivación hacia el aprendizaje.
11.-
Proporcionarles un ambiente
donde el aprendizaje y el saber sean un valor,
creando situaciones donde puedan aplicar los conocimientos aprendidos y
ofreciéndoles estímulos por explorar. Aprovechar los viajes, las vacaciones o
cualquier actividad cotidiana para convertirla en una experiencia de
aprendizaje (por ejemplo, desde ir a hacer la compra, ir al banco, arreglar
algo de la casa, cocinar una receta, etc. hasta ver y comentar las noticias con
los más mayores). Proporcionarles libros y vídeos educativos, leer el
periódico, ver programas educativos por televisión, ir a la biblioteca pública,
al teatro, espectáculos, a museos de historia natural, ciencia, arte,
zoológicos, jardines botánicos, y algunos lugares históricos cercanos.
12.- Encontrar
maneras de motivar a nuestros hijos e hijas. Reforzar
sus logros y especialmente su esfuerzo al
realizar una
tarea (aunque no hayan conseguido el objetivo propuesto). No puede ser igual
nuestra reacción cuando el objetivo no se consigue porque no se ha trabajado
que cuando se ha intentado haciendo lo que tocaba y en esa ocasión no se ha
conseguido alcanzar.
14.-
Potenciar de forma especial su motivación
hacia la lectura. La
habilidad lectora es muy importante para tener éxito en los estudios
ya que favorece
la comprensión y el rendimiento escolar
en general. Por ello, es importante incorporar la lectura a
las rutinas familiares. En este sentido, es recomendable que cuando
nuestros hijos e hijas sean pequeños les leamos cuentos con la
mayor frecuencia posible. A medida que van creciendo, podemos proporcionarles
libros para que lean solos. Es importante además que
en casa haya libros, revistas,
periódicos, etc. y que nos vean a nosotros disfrutar de la lectura.